Es por ello que necesitas una rutina especial de hidratación (aún teniendo el cutis graso) para preparar tu piel.

Personalmente, he probado de todo para hidratar mi piel, y a continuación te presento las mascarillas que mejor me han funcionado, son fáciles de hacer, y ¡De verdad funcionan! Es recomendable hacerlas de dos a tres veces a la semanas, dependiendo de la resequedad de tu piel.

Mascarilla de Calabaza: Mezcla de cuatro a cinco cucharadas de pulpa de calabaza y añade una cucharadita de aceite de olivo, otra de aceite de jojoba y media cucharada de leche, revuelve bien hasta formar una pasta y aplica en tu rostro de diez a quince minutos, retira con agua tibia. Esta mascarilla es rica en vitamina A y C. La calabaza contiene enzimas naturales que funcionan como exfolian y retiran la piel muerta. También contiene vitaminas E y T que ayudan a combatir el acné.

Mascarilla de Plátano: Toma un plátano maduro y comienza a machacarlo mientras añades una cucharada de miel, de preferencia orgánica y añade de cuatro a cinco cucharadas de harina de avena hasta que logres una pasta homogénea. Aplícala en el rostro evitando el área de los ojos, déjala actuar por quince minutos y retira. Sentirás la piel hidratada y tendrá una apariencia radiante y luminosa. El potasio que contiene el plátano también tiene propiedades antiedad, por lo que si la utilizas de dos a tres veces a la semana podrás prevenir y borrar las pequeñas líneas de expresión.

Mascarilla de Yogurt: Revuelve tres cucharadas de Yogurt con tres cucharadas de harina de avena, dos cucharadas de miel orgánica y dos cucharadas de aceite de olivo, forma una pasta homogénea y aplícala en el rostro dejándola actuar por veinte minutos. Retira con agua tibia. Las propiedades de esta mascarilla reparan, hidratan y tonifican la piel.

¡Pruébalas! Amarás los resultados, y cuéntame cuál es tu favorita!